El reino de este mundo
2000
El Reino de este mundo se compone de varios elementos: Un muro construido con bloques de concreto que aglutinan escombros de una casa de familia demolida. El muro proyecta una especie de “sombra” formada con escombros dispersos sobre el piso del Museo.
Frente a este muro, al otro lado de la sala, están situadas, varias fotografías de una casa, así como un texto que narra un encuentro que tuvo lugar durante el proceso de realización del proyecto.
Mientras recolectaba el material de la instalación, la artista se encuentra a una mujer que recogía en este mismo lugar materiales entre los escombros, para limpiarlos a mano, removiendo de cada ladrillo el cemento, el pañete y la pintura, para posteriormente, con ellos, construir su casa.
En la sala de exhibición, ambas construcciones están situadas frente a frente. Tambien el texto del relati de esta mujer llamamda Fanny hablando de la experiencia.
El encuentro con Fanny
Fanny: Que anda buscando? Aquí ya no va a encontrar nada. Yo ya me llevé todo lo bueno de lo que fue esta casa. Un día me di cuenta que no podía seguir pagando el arriendo. Me quedaba un lote. Al día siguiente, salí a caminar por el barrio y pasé por esta casa donde había vivido hacía unos años. La estaban demoliendo, ya estaba en el piso. Ahí parada, mirándola, se me ocurrió. Le pregunte a un hombre mayor que estaba a mi lado: ¿se venderá ese ladrillo? ¿Cuanto pedirán por el? Era el dueño de la demolición y me preguntó: ¿usted cuanto me da?
Al final me dijo lléveselo, se lo regalo. Volví feliz y le dije a mi hija: usted me cuida el bebé y yo me voy a limpiar ladrillo. Ese fue el primer día.
Al segundo día llegué a la demolición a las siete de la mañana. Le pregunté a uno que estaba tumbando: Maestro, ¿cómo se limpia ladrillo? -Con cincel y mazo. Se puso a enseñarme y ese día me limpié treinta ladrillos.
Al tercer día no me rindió tanto porque se me hincharon las manos.
Al cuarto día apareció una vecina y me trajo almuerzo. Llegó el dueño y me dijo: ¿ve esa ventana? Se la regalo. ¿Ve esa puerta? Se la regalo.
Al quinto día mi hijo se condolió de mi, llegó con dos amigos. Les gustó tumbar muro: dijeron que era una oportunidad para sacarse la rabia de adentro. A las cuatro de la tarde ya teníamos ladrillo y bloque.
Al sexto día los ladrillos como que se multiplicaban. Poco a poco me iba poniendo negra, porque eso era a sol y a viento.
El domingo me vine para la demolición con mi hija y el bebé. Volvimos por la noche a la casa cansadas pero contentas. Y así se fue dando durante noviembre, diciembre, enero y febrero. Poco a poco me fui llevando todo para el lote. A los que me ayudaron les dije: no les puedo pagar. Mi gratitud será que el día que los echen de su casa, tienen a donde llegar. Y se rieron.
(Texto elaborado de acuerdo al testimonio de Fanny en con la colaboración de la escritora Laura Restrepo)